Sobre Mi
Bodegones, esculturas y colores, forman parte de mi infancia. El olor a óleo perfuma mi memoria. Crecí en una familia donde el arte se vivía con el corazón y se disfrutaba como pasatiempo. Me encantaba despertarme y correr al taller de mi mamá, donde la música estaba a todo volumen y yo sabía que algo se estaba preparando. En el taller del abuelo, el aroma a madera recién cortada y a aserrín presagiaban una nueva obra.
Los años siguientes, me dediqué a ser maestra, profesión que llenó mi corazón de color y amor. Viviendo cada día aceleradamente, rodeada de risa y emoción, por nuevo conocimiento, por nuevas experiencias, no cabe duda que los niños son grandes maestros de cómo vivir la vida.
En paralelo a mi carrera, y con hambre de más, llevé cursos de sanación con la energía de los cuarzos y talleres de arte en Corriente Alterna. De nuevo, como pasatiempo y para buscar respuestas; y al buscarlas, más dudas se generaban y también más ganas de aprender y saber. Siempre indagando por algo más, algo diferente. Tal cual los niños me habían enseñado por 15 años.
Las piezas del rompecabezas se fueron acomodando y todo fue encajando como si hubiera estado planeado desde un inicio.
Puedo decir que ahora tengo dos grandes maestros en el arte: La resina, que me enseña a fluir, y al mismo tiempo a bailar a su compás con un tiempo que caduca velozmente, exigiéndome estar concentrada en el presente, en el aquí y ahora. Y el cuarzo. Que es belleza eterna, de la cual aprendí que cada ser viene con dones para ser entregados.
Me apasiona combinar ambos y sentir que mi arte cobra vida al tener la vibración y la energía que solo los cuarzos nos pueden regalar.
Una pasión que se vuelve un propósito.